En estos momentos, la mayoría de las empresas tradicionales españolas tienen que vivir unos momentos muy delicados. En muchos sectores las ventas caen de nuevo en proporciones alarmantes y después del esfuerzo de reducción de gastos ya realizados en años anteriores, parece que no hay soluciones.
Sin embargo, siempre las hay. Si se toman las cosas con voluntarismo y una pizca de optimismo, y con una actuación rápida se pueden repasar todas las situaciones, de la más favorable a la menos favorable.
Con suerte, tomando medidas temprano, y con cambios drásticos, se puede llegar a salvar la empresa sin tener de reducir plantilla. Si eso no es posible, siempre queda la posibilidad de despedir un número pequeño de personas con la esperanza de poder volver a incorporarlas más adelante. Si esto tampoco es posible, queda la opción de un ERE, del concurso de acreedores, medidas duras pero que pueden conseguir el objetivo: salvar su empresa.
Y si no hay futuro para el negocio, lo mejor es identificarlo cuanto antes, para poder organizar un cierre ordenado, y que cada uno de los socios cobre lo que le corresponde.
Lo más importante de todo es reaccionar a tiempo y evitar a toda costa entrar en una espiral de descapitalización de la empresa, intentando aguantar como se pueda a la espera de que vengan días mejores. Muchas veces las empresas actúan de esta manera, en parte por inercia, y en parte por el motivo loable de querer conservar el empleo.
Pero si no se adoptan rápidamente grandes cambios, y desgraciadamente en muchos casos, si no se reduce la plantilla, entonces toda la empresa está en peligro. Si se intenta aguantar, al final llegará la quiebra, y todos los empleados tendrán que esperar cobrar algún día la indemnización del Fondo de Garantía Salarial, mientras nuestros proveedores sufrirán impagos que podrán llevarles también a la quiebra.
Es difícil gestionar el cambio, y es todavía más difícil cuando el tiempo y la necesitan apremian. Por eso es bueno tener ayuda externa. Puede ser una ayuda de una empresa de consultoría profesional, como nosotros y nuestro Plan Anticrisis, pero también puede ser la ayuda de las asociaciones sectoriales o de otros empresarios de nuestra red. Una visión externa suele tener un punto de vista más imparcial y menos emocional sobre las cosas que la persona que vive el negocio día a día.
Decía Einstein que no podemos hacer las mismas cosas una y otra vez y esperar resultados distintos. Es evidente, pero nos cuesta aceptarlo y cambiar. Sin embargo el premio del esfuerzo es importante: salvar una empresa, con lo que implica a nivel humano para muchas familias. Para acabar sobre una nota más positiva, podemos recordar otra frase del genial científico: “En tiempos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento”. Seamos imaginativos pues, y seguro que algo conseguiremos.
Si necesita nuestra ayuda, visite nuestra web: www.cofike.com
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