Cuando la actividad baja, si no actuamos sobre los costes y los gastos, los beneficios se desploman, y pueden aparecer las pérdidas. Una opción es encontrar nuevos mercados, pero esto toma tiempo, y mientras tanto es imprescindible tomar medidas para reducir los gastos en la empresa. Aquí vienen 5 propuestas.
1º- Renegociar el alquiler del local o de las oficinas
Es una opción que a menudo las empresas no contemplan. Sin embargo, pese a tener un precio de alquiler establecido por contrato, en muchos casos es posible negociar una rebaja, al menos temporal. Si el propietario de las instalaciones es consciente de la situación económica, y de la gran cantidad de locales y oficinas vacíos, es probable que prefiera cobrar una renta menor antes de arriesgarse a tener un activo sin alquilar. Y eso pasará tanto si quiebra el inquilino o si decide no renovar.
2º- Analizar los costes energéticos
Las facturas de luz, gas o de combustible pueden representar un tremendo gasto cada mes. Tomar sencillas medidas como cambiar las bombillas por modelos que ahorran energía, poner el termostato a 21 grados en invierno y a 26 grados en verano, o aplicar un control más estricto y optimizado en los desplazamientos profesionales puede suponer un gran ahorro.
3º- Optimizar la comunicación externa
Una empresa siempre necesita publicidad, pero no cualquier comunicación a cualquier precio. Algunos formatos son muy caros y relativamente poco efectivos (dependiendo del perfil de la empresa). Si establece contactos con la prensa, puede conseguir publicidad gratis (por ejemplo haciendo que se interesen por alguna iniciativa de su compañía). Tampoco puede descartar la publicidad online o algunos formatos de toda la vida que funcionan muy bien para ciertos negocios (buzoneo para un restaurante por ejemplo).
4º- Repasar el gasto en telecomunicaciones
España es uno de los países europeos donde las telecomunicaciones son más caras. Esto implica tomar dos tipos de medidas. Por un lado poner un control estricto sobre el uso racional de los teléfonos de la empresa (en particular los móviles), y por otro lado contratar los servicios de las compañías más económicas del mercado.
5º- Ajustar la nómina al volumen de actividad
En general, una de las mayores alegrías de los pequeños empresarios es poder contratar personal y ampliar la plantilla. En las pequeñas organizaciones se establecen valiosas relaciones personales entorno al trabajo. Por eso es tan difícil cuando llegan los momentos difíciles y la estructura se queda grande para el volumen de actividad. Pero no actuar puede suponer poner en peligro el resto de la plantilla. Además, no necesariamente la solución es el despido de algunos trabajadores. También existe la posibilidad de negociar una rebaja de sueldo generalizada.
En cualquier caso, el primero en adaptar su nómina al volumen de actividad tiene que ser el dueño de la compañía. Por desgracia, más de una empresa ha tenido serios problemas (incluso quebrado), porque sus creadores se repartían sueldos demasiado generosos y poco acordes con la realidad económica.
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